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Monseñor Juan: La “maternidad” de Dios3 minutos para ler

En la homilía dada el 14 de mayo de 2006, en una sede de la entidad en São Paulo (São Paulo), el fundador de los Heraldos del Evangelio, Monseñor João Scognamiglio Clá Dias, EP, establece un paralelismo entre la forma de actuar de Dios con los hombres, y la forma en que una madre actúa con sus hijos.

Vea este extracto:

A continuación, las palabras de Monseñor João Clá:

“No tendríamos idea de la maternidad de Dios si no supiésemos lo que es una madre.

Y, ya ven: madre, madre, Dios creó a la madre porque Él quiso hacernos sentir lo mucho que Él es, al mismo tiempo, Padre y, al mismo tiempo, Madre. Debido a que la imagen del padre y de la madre es tan rica, no cabe en una sola figura. ¡Alguien que haga el papel de padre y madre al mismo tiempo es imposible! Sólo hay un Ser que desempeña el papel de madre y padre al mismo tiempo: ¡Dios! ¡Dios es una Madre, ¡Dios es un Padre, Dios es Hermano, Dios es Siervo, Dios es Señor! Tiene todas las imágenes, y por eso dice: “Yo soy la vid”, como dice aquí; “Yo soy la Verdad, yo soy el Camino, yo soy la Vida” (cf. Jn 14, 6). Y, de hecho, es cierto, ¡Él lo es todo! Pero no tendríamos idea de qué es la bondad de Dios, de qué es la maternidad de Dios, si no supiésemos que hay una madre.

La madre está dispuesta a renunciar a su propia vida por su hijo. Pues fue lo que hizo Nuestro Señor Jesucristo: Nuestro Señor Jesucristo prefirió morir Él por nosotros. Y ahí está la maternidad extraordinariamente representada en Dios.

Dios es Madre; Dios se preocupa por nosotros mucho más que cualquier madre se preocupa por su hijo. Y Él quiso crear esta figura para que nosotros comprendiésemos cuán bueno es Dios, en cuánto es Él, Dios, es maternal para nosotros, cuán dispuesto está a perdonar todas nuestras faltas, y cuánto Dios está totalmente listo para escuchar nuestro arrepentimiento, y para danos un perdón que nos llegue desde la punta de nuestro cabello hasta la planta de los pies.

Pero cuando hablas de la madre, hablas del padre; cuando hablas del padre, hablas de la madre. Es la familia, esa célula madre de la sociedad. Es la Sagrada Familia, el ejemplo máximo para nosotros, donde encontramos una perfecta, perfectísima figura, que es la Virgen María, y una figura impecable, que es San José.

Para eso estamos hechos: fuimos hechos para resucitar en el día del Juicio y luego penetrar en la eternidad y vivir todos juntos en la eternidad, con nuestras madres, con nuestros padres, con nuestros hermanos y hermanas, para vivir todo juntos en la felicidad eterna. Porque esto es para lo que nacemos y para esto es para lo que debemos luchar y ese debe ser nuestro esfuerzo, sobre todo este destino eterno nuestro”.

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