ES-Testimonios

En defensa de los Heraldos del Evangelio3 minutos para ler

El profesor Sampel tuvo la amabilidad de enviarnos el siguiente artículo, publicado por iniciativa suya en el sitio web de la Sociedad Brasileña de Canonistas (SBC) y en la revista Missões, donde escribe semanalmente. De hecho, dijo que estaba “siguiendo estupefacto” al linchamiento mediático que apunta sistemáticamente a los Heraldos del Evangelio. Estamos muy contentos de reproducir aquí el artículo del Prof. Sampel, y le damos las gracias por su apoyo y amistad.



Los Heraldos del Evangelio, una institución católica leal al Magisterio de la Iglesia, han estado sufriendo una persecución implacable. La envidia de todos los barnices contra esa institución se divide contra esa institución. Lo quieren en ruinas porque no toleran el exuberante crecimiento vocacional en las filas de los Heraldos. Desdén de la maravillosa liturgia que realizan los Heraldos. Además, los detractores se adhirieron a la ola de protestantización de la Iglesia Católica y, en consecuencia, llevaban homilías y enseñanzas en las que se discute sobre el cielo, el infierno, el purgatorio, la intercesión de los santos, la virgen María, la hostia sacrosanta, la sucesión petrina, singularidad de la Iglesia Católica, etc.

Hace años, la víctima de los torturadores del catolicismo fue opus dei, también una prelatura estrictamente observadora del Magisterio de la Iglesia. Los Heraldos del Evangelio constituyen una reserva lipídica del catolicismo. Hoy en día, por desgracia, en muchas iglesias católicas, la doctrina se predica tan políticamente correcta, hasta el punto de que el discurso del sacerdote es bien recibido en cualquier comunidad evangélica. ¡Desafortunado!

Los cargos realmente parecen sabor kafkiano. ¡Una locura total! No hay pruebas sólidas; sólo el ramerró de los muertos! Demasiado, los informes publicados recientemente no cumplieron con el código de ética del periodismo, que siempre ha escuchado al acusado o, de lo contrario, lo ha escuchado insuficientemente.

El Vaticano intervino, tal vez instado por quejas fuera de lugar. En cualquier caso, el decreto que determinó que el comisionado de Don Raymundo Damasceno es eivado de nulidad, porque los Heraldos del Evangelio conforman una asociación privada de fieles, no pública, con la absoluta incompetencia del dicasterio interviniente, el posición de Don Joao Braz de Aviz, como reza el canon 318, n.o 1 del código canónico. Una situación diferente se refiere a las dos entidades, masculina y femenina, vinculadas espiritualmente a los Heraldos del Evangelio. Sin embargo, el decreto, al parecer, sufre de claridad y no declina ningún hecho concreto grave.

Esperamos que nuestro mismo amanecer Francisco, siempre tan sensible a los gritos del pueblo de Dios, le dé a este imbroglio legal un carácter suficiente, ordenando el cese de la tumultuosa, carente de base fáctica, que sobresale de la angustia un inmenso número de Cristianos, que cosechan los frutos más estacionales del catolicismo de la obra indefensa de los Heraldos del Evangelio.


(*) Edson Luiz Sampel es profesor en la Facultad de Derecho Canónico São Paulo Apóstol, de la Archidiócesis de São Paulo (Brasil)

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