Los Heraldos del Evangelio procuran llevar la Buena Nueva del Evangelio a todas partes. Allí donde se les llama para ejercer su labor, en coordinación con las directrices pastorales de cada diócesis, los sacerdotes Heraldos procuran llevar palabras de alegría, confianza y apoyo a los católicos y a todos los hombres y mujeres de buena voluntad. Para llevar este mensaje aún más lejos, el programa Palabra para nuestros días intenta ofrecer una visión resumida de los puntos esenciales de las lecturas de cada domingo.
El vídeo que ofrecemos a continuación contiene extractos de algunas de las homilías pronunciadas en diversos lugares de Brasil, el domingo 17 de noviembre de 2019:
- P. Carlos Adriano Santos dos Reis — Basílica de Nuestra Señora del Rosario, en Caieiras (São Paulo)
- P. Eduardo Zacarías de Paula — Sede de los Heraldos, en Fortaleza (Ceará)
- P. Gilberto de Oliveira — Capilla de Nuestra Señora del Pilar, en Ubatuba (São Paulo)
- P. Íñigo Abbad Luengo — Sede de los Heraldos, en Maringá (Paraná)
- P. José Carlos Fidelis de Moura — Basílica de Nuestra Señora del Rosario de Fátima, en Cotia (São Paulo)
- P. João Carlos Gomes Barroso — Capilla de San Pablo, en Campos dos Goytacazes (Río de Janeiro)
- P. Josué Alexander Siqueira — Sede de los Heraldos, en Montes Claros (Minas Gerais)
- P. Louis Goyard — Basílica de Nuestra Señora del Rosario de Fátima, en Cotia (São Paulo)
- P. Lourenço Isidoro Ferronatto — Oratorio de Nuestra Señora de Fátima, en Nova Friburgo (Río de Janeiro)
- P. Luiz Francisco Beccari — Capilla de San José, en Caieiras (São Paulo)
- P. Marcos Faes de Araújo — Capilla de San Elías, en Caieiras (São Paulo)
- P. Mauro Sérgio da Silva Izabel — Basílica de Nuestra Señora del Rosario de Fátima, en Cotia (São Paulo)
- P. Max Adriano Gomes Ribeiro — Sede de los Heraldos, en Campo Grande (Mato Grande do Sul)
- P. Millon Barros de Almeida — Basílica de Nuestra Señora del Rosario, en Caieiras (São Paulo)
Resumen
La historia es una lucha entre el Bien y el Mal, y para que el Mal gane, necesita destruir cualquier cosa que todavía pueda representar el Bien, la Verdad y la Belleza.
El Evangelio de hoy es una gran profecía, y hoy vemos partes de él que ya comienzan a hacerse realidad. Además, muchas profecías ya están en marcha; se puede decir que las revelaciones hechas por la Virgen en Fátima subrayan esta liturgia, porque todo lo que está sucediendo en nuestros días en el mundo está relacionado con Fátima.
Vivimos en una época con auge del mal. En estas circunstancias, Dios nos pide un aumento del bien, y este es la integridad.
Para estimularnos en este sentido, Él nos pone buenos ejemplos a nuestro alcance, en nuestro camino, para que encontrando en los demás el verdadero rostro de Cristo nos facilite seguir sus pasos. Para los Heraldos, concretamente, la persona de Monseñor João Clá siempre ha sido un ejemplo de esta integridad, de virtud única, de fidelidad a la Iglesia; movidos por su ejemplo los Sacerdotes Heraldos abrazaron con entusiasmo la vocación sacerdotal y religiosa.
En la integridad de los buenos reside la victoria de Dios, y con estos es como la Virgen María hará que su Inmaculado Corazón triunfe.
Al acercarse al final del ciclo litúrgico, las lecturas de la misa se vuelven cada vez más “escatológicas”: es decir, señalan los grandes acontecimientos finales de la historia, la lucha final, el Juicio de Dios, la sentencia final sobre la humanidad, la condenación eterna para los malos y la salvación eterna para los buenos. Sabemos que Dios vendrá a juzgar nuestra era histórica, y ese momento está cada vez más cerca.
¿Dónde estaré yo cuando eso suceda? ¿Entre los hijos de la Virgen o entre los hijos de la serpiente? Hoy, la Virgen María -a través de la liturgia que la Iglesia reserva para este domingo- nos invita a formar parte de sus elegidos. Esta es, especialmente, la gracia que debemos pedir a Nuestro Señor Jesucristo.
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